lunes, 7 de enero de 2013

Eternos incomprendidos

Como las altas temperaturas en pleno invierno, como las lluvias en los desiertos más áridos  como un para siempre que acaba el día menos pensado...

La curiosidad alimenta el placer de entender todo lo que nos rodea, hacemos el esfuerzo por comprender a aquella persona con la que tantos momentos compartimos y tantas noches rebañamos hasta el primer rayo de luz. Suceden cosas esporádicas fruto de un capricho, un venazo o un no se qué que nunca llegaremos a comprender, y que nos dejará un gran espacio vacío en el interior, un gran baúl de momentos sin una esencia final, para poderlos clasificar en la parte buena o mala de tu vida.

La solución puede que sea abrir las puertas a esta incomprensión, jugar con ella, dejar que fluya y sobre todo no pensar, ya que si lo haces... Prepárate un buen café, boli y papel, olvídate de todo lo que te aflige y comienza a escribir.

Al fin y al cabo puede que nada tenga sentido.