Mientras tienes los ojos cerrados, escuchas la palabra
Democracia, y te imaginas un gran concepto en el que todo funciona
correctamente. En que el pueblo está representado de forma correcta y justa, en
el que el ciudadano puede ver cumplidas unas leyes que les ayuden a vivir y les
hagan una vida más fácil. También puedes pensar en Grecia, en su fundación, las
primeras personas en la era de la Democracia, llevaban túnicas blancas que
representaban la nitidez y la limpieza de sus manos. Para acabar personas
felices, satisfechas con las decisiones de sus representantes y la lucha que
mantienen por ellas.
Pero antes o después tus párpados suben y ves la verdadera
realidad que estamos viviendo. Una mancha enorme llamada corrupción, que
infecta y marchita nuestra idea original de Democracia, y hoy en día utópica. No
hace falta nada más que ver la televisión, escuchar la radio, abrir un
periódico, o consultar Internet; para saber los casos de corrupción que hay en
el país y salpica a todos los partidos políticos actuales y alguno que otro que
nos regaló una fantástica intervención en una guerra. Allá donde mires tienes motivos para iniciar
una revuelta organizada y hostil; En los medios de comunicación valencianos se
han malversado fondos y esto ha acabado con miles de Expedientes de Regulación
de Empleo y con una más que asegurada
que privatización de una Radio-Televisión pública; Al pie de la calle tenemos
cientos de desahucios que se producen día tras día en cualquier ciudad
española, es deprimente que desde el cargo político más alto se ha dado tal
libertad a los bancos para gastar sin control, sin embargo a las familias más
desfavorecidas por culpa de otros, se les ahoga y se les conduce al suicidio,
sin embargo luego Cifuentes sale declarando que los terroristas son los
integrantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. El sistema sanitario
se desmorona, han comenzado a establecer el pago por la sanidad en los
inmigrantes y nosotros seremos los siguientes en pagar este tipo de servicios.
Pasamos a la educación, algunos de nosotros tendremos que sentarnos con nuestro
hijo a decirle que no puede ir a la Universidad porque no hay forma de pagarla,
las tasas continúan subiendo, como el precio de los pisos en plena burbuja
inmobiliaria. Las condiciones en el aula son cada vez peores, hay más gente que
nunca en cuanto a matriculados y menos sitio que nunca en los pupitres. Estos
son algunos de los ejemplos que envuelven la sociedad actual: actuaciones
policiales, paro, acceso a la cultura, la pobreza…
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