martes, 8 de octubre de 2013

Una aventura preciosa con final desastroso

Iván Argente y Jordi Learreta / Valencia

Beatriz cursa segundo de Magisterio Infantil en la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV). Empezó estudiando en la sede provisional que Carcaixent (su localidad) acogía mientras se iniciaba la construcción de un aulario. “La cercanía y comodidad fueron dos aspectos claves que influyeron en estudiar en la Católica de mi pueblo”, afirmó la universitaria. No obstante, este año debe desplazarse a Alzira porque la capital de la Ribera Alta ha ganado la pugna que tenía con Carcaixent por acoger el campus Mare de Deu del Lluch. I como ella, más de 600 estudiantes.

Carcaixent se queda así con un solar de más de 2.400 metros cuadrados medio construidos. Lo que iba a ser el aulario de la católica se encuentra en una zona privilegiada y residencial de la localidad de la Ribera Alta. Un terreno caro que ni siquiera la UCV ha tenido que pagar ya que Lola Botella, alcaldesa de Carcaixent, cedió el solar gratuitamente para incentivar el interés de los promotores en el municipio y ponerles más facilidades que Alzira, también interesada en acoger el campus. Además, cabría destacar que los costes de este proyecto se han cubierto a través de recursos públicos. Nada más y nada menos que 1.200.000 euros gastados para que al final el aulario se implante en Alzira. “La Universidad Católica vino a Carcaixent a hacer negocios” acusa Vicent Albelda, concejal de Compromís. “ El PP hizo oídos sordos a nuestras advertencias y les regaló el edificio”.

No es una novedad que Alzira y Carcaixent compitan por infraestructuras atractivas para el desarrollo económico y el prestigio de las mismas localidades. El Centro Comercial Ribera del Xúquer o Decathlon son ejemplos de pugnas ganadas por Carcaixent, utilizadas repetidamente en campañas electorales del Partido Popular. Sin embargo, el conflicto con la UCV trasciende más allá del fracaso del proyecto de Lola Botella.

Éste no tuvo jamás una firma, todo se realizó mediante un “Pacto de Caballeros”, entendido como acuerdo informal entre dos o más partes. Este contrato se basa en el honor de las dos partes y su mutuo cumplimiento. En este caso, el pacto fue oral entre la alcaldesa Botella y Agustín García-Gasco, alto cargo de la Universidad Católica. “El 1 de mayo de 2011 fallece el cardenal y unos días después me llaman de la UCV que querían hablar conmigo” declaró la alcaldesa carcaixentina. La católica se trasladó a Alzira dejando a Carcaixent con su proyecto a medias. ¿Pecó de confianza la popular Lola Botella?

“Yo me he formado en esa religión, me he casado bajo el paraguas de esta religión, soy creyente y que te fallen los míos es duro”, sentenció Botella tras la anulación del convenio. “Fue una aventura preciosa con un final desastroso” continúa la actual alcaldesa que no entiende la marcha atrás de la UCV. “Les comimos el coco para que viniera al pueblo, aquí se cumplimentaba la matrícula antes que en otros sitios gracias a la cercanía de la estación de tren”. Carcaixent dio muchas facilidades, “fuimos ampliando matrícula, fuimos al conservatorio, nos agobiaron y nos pidieron hacer un aulario” asegura. Respecto al dinero invertido en la infraestructura, Botella garantizó que proviene del Plan Confianza impulsado por Francisco Camps, ex presidente de la Generalitat Valenciana. “Cuando vino el dinero del Plan Camps nosotros teníamos aquí un terreno dotacional para poner ese aulario”, además Botella añadió que “el ayuntamiento tenía dinero para hacer 4 o 5 módulos” pero la UCV les comunicó que no era suficiente. El ayuntamiento se comprometió a hacer la estructura con la condición de que la UCV pagara el resto del edificio. Lola, indignada, achaca que “se hizo además a su gusto porque ellos eran los que lo iban a usar”.

“El PP no tuvo suficiente con regalarles el edificio, sino que además se negó a incluir cualquier tipo de cláusula de penalización en caso de incumplimiento del convenio” acusó Vicent Albelda, miembro de la oposición por parte de Compromís, en el último pleno celebrado en el ayuntamiento de Carcaixent. Compromís incidió en que “han utilizado Carcaixent como puente para instalarse en Alzira”. Las disculpas de Botella no fueron bien recibidas e incluso Ana Calatayud, portavoz de Units per València, le pidió que dimitiera.


El actual gobierno de Carcaixent asegura que el futuro de la infraestructura está sujeto a la Conselleria. A Botella le comunicaron que “para acabar eso” necesitaban “gastar 1 millón de euros” y ahora no los tienen. La finalización del proyecto pasa por que “Conselleria vea que hay gente que pueda llenar eso y mejore la situación económica”, señaló la popular. La alcaldesa se mostró optimista y confesó que está “convencida que nos ayudarán”. Sin embargo, desde Compromís desechan la opción de otra relación con la UCV y apuestan por instalar una Escuela Oficial de Idiomas en Carcaixent o ampliar el Juzgado de Paz. La realidad es una estructura medio construida que les ha costado 1.200.000 a los ciudadanos de Carcaixent.

           Actual estado del proyecto del Aulario para la Universidad Católica. /IVÁN ARGENTE

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